Alejandro Calvillo
Hay empresas que en México, además de poder económico, acumulan poder político

Alejandro Calvillo es director de El Poder del Consumidor, asociación civil que trabaja en la defensa de los derechos del consumidor, cuyas actividades incluyen el estudio de productos, servicios y políticas públicas, la vigilancia del desempeño de las empresas, la identificación de opciones favorables para los consumidores así como la denuncia de las prácticas que afectan sus derechos. Es sociólogo, estudió Filosofía y es egresado de El Colegio de México.


Ethos: ¿Cómo afecta la corrupción a los consumidores en México?

Calvillo: Desde lo más esencial, como el diseño de las normas oficiales mexicanas que definen los criterios de los productos. El -anterior- etiquetado de alimentos se hizo en contubernio con la industria, el etiquetado frontal que teníamos no era entendible, incluso tenía criterios que afectaban la salud -de quienes consumían esos productos-. El diseño de las normas, los lineamientos, las regulaciones de las propias leyes afectan directamente al consumidor. 

De ahí podemos saltar a la industria automotriz en algo muy técnico que se hizo bajo su influencia: la Secretaría de Economía de la administración pasada resolvió a favor de sus intereses, incluso en contra de las posturas de la Secretaría de Comunicaciones y de la Secretaría de Salud, que coincidían mucho con nuestras  posiciones que sostenían que México tuviera los estándares de seguridad de los vehículos que exportamos. 

Hay corrupción intensa tanto en la elaboración de las leyes –en el Poder Legislativo ha existido mucha corrupción– como en los órganos reguladores, donde su influencia también ha sido muy fuerte. 

E: ¿Cómo funcionan los mecanismos de cabildeo de la industria?

C: Quienes estuvieron en las presidencias de las comisiones [legislativas] de Salud han estado totalmente vinculados con las empresas y nunca han abierto foros para escuchar a los expertos. Han sido guiados directamente por las grandes corporaciones, tienen una vinculación cotidiana con estas empresas, las cuales sostienen un cabildeo permanente en el Congreso. Es un fenómeno global que en México se vuelve más fuerte todavía, pero hay un cambio en este momento, vamos a ver cómo sobrevive, pues gran parte de los legisladores ha estado bastante sensibles al interés público.

E: ¿Cómo se pueden evitar estos mecanismos de cabildeo?

C: Hay que establecer mecanismos de transparencia sobre el cabildeo muy claros con reportes directos. Supuestamente los legisladores tendrían que estar reportando con quiénes se reúnen, el motivo de la reunión y si reciben un documento, compartirlo. Pero no lo están haciendo porque no es obligatorio, no hay sanciones, entonces debe haber una regulación muy fuerte, que se reporte cualquier tipo de relación que se tenga y prohibir prácticas como recibir invitaciones a viajes o pago de comidas por parte de las empresas.

E: ¿A qué tipo de presiones te has enfrentado en esta lucha por mejorar las regulaciones en la industria?

C: Me iría por la más extrema, que fue recibir en nuestros teléfonos el Pegasus, junto con amenazas. O sea, un sistema de espionaje altamente sofisticado, comprado por el gobierno mexicano, en un momento en el que estábamos pidiendo el aumento [de precio] a las bebidas azucaradas y que denunciamos el etiquetado frontal [a los alimentos] en 2016. En mi caso fue un SMS que decía “Alejandro, acaba de salir una nota en Proceso, te mencionan y se está viralizando” con un vínculo, el cual abrí y me llevó en la carátula a la página de [la empresa funeraria] Gayosso, entonces pensé “esto es una amenaza”.

Además, desapareció un documento muy importante que llegó a mi celular. Lo vi en mi correo, y cuando lo quise bajar a mi computadora pasados 40 minutos, ya no estaba. En un periodo corto, en una semana, a la compañera de comunicaciones de la oficina le robaron su computadora de una cajuela, y a otra persona que trabaja apoyándonos en comunicación desde afuera, cuando iba conduciendo se le acercó un hombre, le rompió el vidrio del auto y le quitó la computadora.

Después, recibí un ataque de dos columnistas de finanzas, al tiempo de sufrir una difamación, con el mismo texto, en dos medios diferentes, obviamente movido por alguna agencia de relaciones públicas.

Luego, estaba yo por salir de viaje para presentar en un evento paralelo, junto con otras organizaciones, un documento muy importante y sufrí una extorsión fuerte.

E: ¿Cómo llegaron a acumular tanto poder las industrias en México para utilizar recursos del Estado destinados a espiar?

C: Hay empresas como Coca-Cola que en México tienen sus mayores ventas por persona en el mundo, entonces el poder económico se vuelve poder político. Después están todas las puertas giratorias [de exfuncionarios públicos que trabajan para empresas privadas]. Femsa, por ejemplo, ha tenido a Genaro Borrego, quien durante mucho tiempo fue su cabildero y que ahora pasó a la Fundación Mexicana de la Salud –aparentemente un organismo independiente de investigación, pero que en realidad está subsidiado por Nestlé– y a otros académicos importantes haciendo algunas investigaciones, pero que cuando se trata de regulaciones, siempre aparecen por ahí para combatirlas. Por cierto, después de que salió Genaro Borrego [exdirector del IMSS y expresidente del PRI], entró Roberto Campa [exsecretario de Trabajo y Previsión Social] a ocupar su lugar en Femsa.

E: ¿Las regulaciones de la Secretaría de la Función Pública sobre las puertas giratorias son suficientes?

C: Tendría que haber regulación sobre ellas, pero no como se está planteando, me parece absurdo. Ahorita lo están haciendo sobre la salida [del funcionario], pero deberían hacerlo sobre la entrada, entonces no tendrías tú al jefe de la Oficina de la Presidencia ahí sentado. Es peor cuando vienen de ahí, cuando mantienen intereses corporativos [Alfonso Romo Garza ocupaba ese cargo al momento de la entrevista].

E: ¿Cuál debe ser el papel de la sociedad civil en la lucha contra la corrupción en México?

C: El de aportar, denunciar, sugerir regulaciones, presentar proyectos, colaborar cuando se puede y presionar para que haya participación.

E: ¿Hay una buena recepción en el gobierno del conocimiento que se genera en las organizaciones de la sociedad civil?

C: No, no, no. Creo que hay áreas de gobierno donde hay funcionarios que sí [son receptivos], pero veo que en lo más alto del gobierno hay resistencia a los aportes de la sociedad civil. Hay un discurso en contra de estas organizaciones, pero en muchas áreas hay una mayor colaboración, incluso más que en el pasado.