Silber Meza
El periodismo incómodo al poder no puede ceder. Y la sociedad civil organizada, tampoco

Silber Meza es periodista y activista enfocado en temas anticorrupción, transparencia, rendición de cuentas y derechos humanos. Es socio fundador de la organización Iniciativa Sinaloa, que dirigió entre 2017 y marzo de 2021. Su trabajo periodístico ha sido reconocido con el Premio Alemán de Periodismo (2015), el que otorga la Sociedad Interamericana de Prensa (2015) o el Premio Nacional de Periodismo (2016), entre otros.


Ethos: ¿Por qué es importante el ejercicio abierto de la libertad de expresión como una forma de acotar al poder?

Meza: Una de las cosas que nos hace vernos como seres humanos libres es la libertad de expresión, este es un derecho fundamental y poder ejercerlo en plenitud y con la responsabilidad que conlleva, ayuda a la sociedad y a las autoridades a corregir los problemas que existen. Por eso se tiene que valorar el periodismo venga de quien venga: es fundamental para tener mejores gobiernos y sociedades, tenemos que defenderlo porque [la libertad de expresión] nos ha costado y nos sigue costando mucho.

E: ¿Consideras que los cambios en el otorgamiento de publicidad oficial a medios de comunicación ha cerrado caminos a la corrupción?

M: En los estados del país se mantiene la dinámica de entregar recursos públicos a medios. En lo federal se modificó al disminuir la bolsa de publicidad oficial y si bien no ha habido un condicionamiento de la entrega de recursos a cambio de hablar bien del presidente, la discrecionalidad se mantiene, aún hay medios favoritos sin que quede claro el criterio de entrega de recursos. Mientras no haya un mecanismo transparente de asignación de publicidad oficial, no habrá garantías para creer que se te premia o castiga por tu línea editorial. 

E: ¿Ha mejorado la rendición de cuentas en los últimos años?

M: El ejercicio de la [conferencia] mañanera es algo nuevo en México, teníamos un sistema presidencialista donde el presidente prácticamente no daba entrevistas, así era el sistema. Ahora tenemos un mensaje diario desde el Ejecutivo y, sin embargo, esto no termina de transparentar la actuación gubernamental. Ahora el gobierno federal ha intentado consolidarse como dueño del monopolio del combate a la corrupción, parece que todo lo tiene que validar la Presidencia y si no, no tiene importancia y, por ende, las estructuras oficiales no responden. 

E: ¿Cómo ha evolucionado el papel del periodismo como herramienta de rendición de cuentas? 

M: El periodismo de investigación en México está viviendo hoy un momento más complejo del que ya vivía. A la histórica violencia contra los periodistas, la actual administración complica el panorama denostando y desacreditando desde la conferencia mañanera aquello que no le agrada. Esta crítica preocupa no solo por venir del presidente, sino por el impacto que tiene en los activistas-seguidores de él en redes, los cuales violentan digitalmente a los periodistas. El periodismo de investigación no es ajeno a esto, porque si algo no gusta, el periodista y el medio son descalificados desde esa tribuna. Se abrió otro frente de batalla que se suma a la violencia que no ha disminuido y que se manifiesta como intimidación, amenazas, violencia física.

E: ¿Qué repercusiones puede tener esto en el desarrollo del periodismo como mecanismo de rendición de cuentas?

M: Depende de cada reportero y reportera, de cada medio. Pero sí puede provocar autocensura. El presidente tiene mucha capacidad política, es muy astuto, es probable que estos mensajes contra la prensa sean premeditados. No hay censura abierta, pero hay descalificación pública, linchamiento mediático desde el poder y sí obstaculiza el desarrollo del periodismo libre.

E: ¿Cuáles son los principales problemas que México arrastra en materia de corrupción? 

M: Veo una disminución en la corrupción desde el gobierno federal, aunque siga habiendo casos. Al principio de esta administración, tras la exhibición de un caso de corrupción había una capacidad e intención de respuesta mayor. Pero con el aumento de la polarización, se cataloga a los periodistas, se les señala entre “los buenos y los malos” y el trabajo periodístico queda de lado. La corrupción no se va a acabar porque no es posible, ni siquiera en los países más desarrollados del mundo, y por eso el periodismo debe estar observando y denunciando para ir acotándola. 

E: Desde tu experiencia, ¿cómo ha ayudado a la lucha anticorrupción la mancuerna activismo-periodismo? 

M:  Nos ayudó mucho en Iniciativa Sinaloa, porque nos fijamos en las faltas administrativas, en los delitos, a partir de adentrarnos en el contexto jurídico, pese a que no éramos abogados, y esto logró consolidar reportajes más fuertes, logramos incidir. Hace poco, por ejemplo, un reportaje de un compañero sobre el mal uso de los recursos destinados a la guardería ABC por parte de una servidora pública en Sonora tuvo una gran respuesta: fue inhabilitada por 12 años. Es uno de los mayores ejemplos del efecto de la alianza periodismo de investigación y sociedad civil en el combate a la corrupción. 

E: ¿Cuáles son los principales huecos que quedan por solventar en este camino?

M: La elección de servidores públicos adecuados. Tenemos un servicio público con algunos buenos elementos, pero no son la mayoría, aún hay quienes están no para servir a la población, sino para tomar ventaja de su posición, y no hay un servicio civil de carrera que impida que esos servidores públicos se mantengan ahí, avancen y tomen posiciones de poder. Se tiene que hacer un análisis muy serio sobre el modelo de servicio público para que lleguen las personas mejor calificadas, honestas, y no aquellas con intereses privados. Es una tarea titánica, se tiene que trabajar más en prevención que en la sanción, porque no va a haber manos suficientes para sancionar e investigar, implica muchos recursos humanos y tiempo que no tenemos. 

E: Se ha apostado por un sistema punitivo y no por la prevención, ¿cuál es el error? 

M: Todo proceso de sanción es lento porque requiere una investigación profesional bien sustentada que pueda traducirse en sanción. En suma, para los servidores públicos la sanción es mínima, apenas llamadas de atención o inhabilitaciones, nada que los desincentive. Es difícil que se llegue a comprobar algo estructural, y mientras se sanciona a uno, 20 más cometen la misma falta. El país se tiene que enfocar en la prevención a partir de la elección de buenos perfiles de funcionarios, el servicio de carrera y fortalecer la transparencia para la rendición de cuentas.

E: México solía ser ejemplo en materia de transparencia, ¿qué cambió? 

M: Estamos viendo una involución, estamos perdiendo calidad en nuestro sistema de transparencia y tiene que ver con esta visión del Ejecutivo de tener el monopolio de [la lucha contra] la corrupción y de la transparencia, como si todo lo que se ha construido no fuera necesario ni útil. Pero el sistema de transparencia es uno de nuestros pilares de prevención y acción, porque permite que la sociedad conozca la cosa pública, el gasto, las acciones que se toman, y esto impulsa una verdadera rendición de cuentas. Al momento de minimizar el sistema se cierran puertas para acceder a la información, crece la opacidad y afecta a la sociedad.

E: ¿Cuál debe ser el camino que deben tomar tanto el periodismo como la sociedad civil en el contexto actual?

M: La postura tiene que ser crítica. Aunque parezca redundante y obvio, aunque no le guste al presidente, nos trate de deslegitimar y nos quiera dejar sin una presencia fuerte ante la sociedad, tenemos que hacerlo. Primero, en el caso del periodismo siempre lo hemos hecho así, siempre remamos contra la corriente, nunca ha habido otra opción. El periodismo incómodo al poder no puede ceder, y la sociedad civil organizada tampoco puede ceder, tiene que ser crítica, porque solo así podemos tener los ojos abiertos, despiertos, poner el dedo en la llaga y tomar las mejores decisiones.